
ALESSIA & OSCAR
Nuestro cuento empezó así...
Había una vez, en una tierra lejana, una joven llamada Alessia que decidió embarcarse en un viaje de vacaciones con su amiga María. Su destino era Playa del Carmen, México, un lugar donde nunca pensó que encontraría algo más que sol, playa y descanso. Pero como el destino siempre tiene sus propios planes, el viaje a México se volvió inevitable.
Un mes antes del viaje, María, con su energía llena de locuras, sugirió cambiar de hotel. Alessia, nerviosa y estresada, pensó que aquello complicaría aún más su aventura. Pero después de buscar y buscar, Alessia encontró el hotel perfecto, uno que parecía sacado de un sueño caribeño, con palmeras que susurraban historias de amor bajo el sol.
El primer día, llegaron al resort y se sumergieron en las aguas tranquilas de la piscina. Fue allí donde Oscar, un joven con una mirada encantadora, las vio por primera vez. Y, como si fuera magia, su destino ya estaba sellado.
Al día siguiente, fue su primer encuentro, pero, sorprendentemente, Alessia no sintió una chispa de magia en ese momento. ¡Todo lo contrario!
Pero el destino no había terminado de jugar sus cartas. Al día siguiente, Oscar, jugando al vóley, dejó caer la pelota cerca de Alessia con la excusa perfecta para acercarse y preguntar si quería unirse al juego. Alessia, completamente hipnotizada por su belleza, le dijo que no. Sin embargo, algo dentro de ella ya había comenzado a cambiar.
Días más tarde, Oscar repitió su jugada y, aunque Alessia le volvió a decir que no, coquetearon y hasta le robó sus gafas de sol para tener una excusa perfecta para verlo otra vez!
Aquella misma noche, el destino volvió a reunirlos en la recepción del hotel. Era el Día de Muertos, y Oscar, como un romántico empedernido, le entregó una rosa negra.
De forma inexplicable, se abrazaron y, con un suspiro, se separaron. Al día siguiente, se encontraron nuevamente, esta vez para salir a disfrutar de la noche juntos. Desde esa noche, sus corazones no volvieron a mirar a nadie más.
La magia continuó. Alessia y María decidieron extender su viaje una semana más, y como por arte de magia, el cambio de vuelo se hizo sin costo alguno. Todo parecía estar alineado para ellos.
Tres días después, Alessia se dio cuenta de que no podía dejar ir a Oscar. La distancia no sería un obstáculo. Alessia, llena de valentía, le hizo una pregunta que cambiaría sus vidas para siempre:
— ¿Quieres venir conmigo a España?
Y desde ese momento, comenzó su "Sí, quiero".
Un "sí" lleno de magia, amor y un destino que los había unido en las aguas cálidas del Caribe.


